19 dic 2013

"A veces DIFERENTE puede ser AGRADABLE"

Estaba sentada en medio de un hermoso pasto verde, era de noche, una noche realmente hermosa, esas donde el cielo bien oscuro refleja miles de estrellas brillantes, llenas de intensidad y una luna llena increíble! Había tenido un mal día, un día donde nada había salido bien, un día complicado, malas noticias, vibras negativas, me sentía totalmente decaída. Entonces, como nunca, de un impulso empecé a recorrer lugares que desconocía, solo quería perderme un rato, estar sola, y meditar... Así fue como llegué a ese lugar que ni siquiera conocía, pero era agradable, así que luego de recorrerlo un poco decidí tirarme ahí, en ese cálido césped verde, e instantáneamente sentí esa paz que intentaba conseguir, ahí estaba, acompañada de las hermosas estrellas, una fascinante luna, un silencio que sonaba mejor cualquier sonido, y bueno, no todo podía ser perfecto... estaba conmigo misma. 
Tras haber pasado un largo rato conmigo misma en medio de esa tranquilidad, lejos del ruido, de la rutina, pude meditar, reflexionar acerca de todo lo que estaba sucediendo en mi vida... Sucedía que de golpe todo parecía estar derrumbándose, mi familia, mi hogar, mis estudios, mis amistades. Sucedía que sin darme cuenta los días pasaban y yo solo estaba aturdida de problemas, de gritos, de complicaciones. Me estaba olvidando de brindar lo mejor de mi a aquellos que me rodeaban y esperaban mas de mi. Me estaba encerrando en mi misma simplemente porque no quería aceptar la realidad. Y sí, pasa que a veces es un poco duro tener que enfrentar varias cosas que no te agradan al mismo tiempo. Los cambios, las cosas nuevas suelen asustarnos, a veces llegan a paralizar.
Quizás eso era lo que me sucedía, estaba intentando escapar de mis problemas, no me di cuenta que mientras más rápido los pudiera asimilar, mejor iba a ser. Me había olvidado que en esta vida todo es temporal, y que por más que en ese momento fueran situaciones duras, tenían que pasar, como todo en la vida.
Estaba tan preocupada por no saber como reaccionar frente a mis problemas, frente a los problemas que se presentaban en casa, frente a la mala situación que transitaba en relación con mi carrera, mis estudios... Y si veía a mi alrededor, algunas de las personas mas importantes en mi vida estaban pasando por momentos realmente duros y me costaba aceptar esa realidad. Detestaba ver que no tenía las palabras justas para aquellas personas que lo necesitaban, y sentía que con mi presencia no era suficiente. 
Era tan fácil ahogarme en un vaso de agua. Capaz que estaba acostumbrada a tener todo bajo control, habitualmente tenía respuestas para cada situación, sabía como enfrentar cada cosa que me iba ocurriendo. Pero había llegado el momento donde mi vida iba a cambiar, y con ella yo... 
Entonces fue ahí, en ese momento de reflexión, que pude darme cuenta que no había peor enemigo que yo misma, no había nadie mas que pudiera estar saboteándome como yo. Era yo quien estaba poniéndome trabas en el camino, era yo quien no quería aceptar la realidad.
Asimismo pude notar que si de verdad quería cambiar mi realidad, el cambio debía empezar por mi misma, tenía que enfrentar mis miedos, los cambios, esperar que las cosas sucedieran y con ello, crecer, aceptar, empezar a madurar...
¿Cuantas veces sucede no? Que el miedo paraliza, que los cambios asustan, que los problemas agobian, que nos sentimos inútiles, que nos enfocamos en los problemas y no en las simples cosas que nos llenan de paz y alegría. Que preferimos encerrarnos por miedo, olvidándonos de que a veces nuestra simple presencia puede ayudar a los demás. No tenemos en cuenta que el hecho de cambiar no tiene que ser malo, que a veces la vida pasa por cambios necesarios que al final de cuentas es lo mejor. 
No nos damos cuenta que en esos momentos podemos conocer grandes personas, podemos darnos cuenta de quien en verdad es un amigo, a quien realmente le interesamos, nos permite ver cuán fuerte somos, de la manera en que enfrentamos desafíos que marcan nuestra vida. Quizás muchas veces las personas se dejan estar, se hunden hasta tal punto que ya no pueden salir. Pero si uno es verdaderamente consciente enfrenta las diversas situaciones aunque no sepa como, pero le hace frente, "le pone el pecho a las balas" y sigue, mentalizándose que todo en la vida pasa, que de todo se aprende, y que la vida nunca se detiene.
SIEMPRE HAY QUE SEGUIR, PASE LO QUE PASE.


Tania Natacha Herrera.

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